La Virgen María, Reina de la Divina Voluntad
NUESTRO SEÑOR A LA SIERVA DE DIOS LUISA PICARRETA, LA PEQUEÑA HIJA DE LA DIVINA VOLUNTAD
Vol. 15 - Diciembre 8, 1922
“…La Inmaculada Concepción de mi amada Mamá fue prodigiosa y del todo maravillosa… Cielo y tierra exultaron e hicieron fiesta junto con Nosotros por tener después de tantos siglos a su Reina, el sol sonrió en su luz y se creyó afortunado por tener que servir a su Reina con darle luz; el cielo, las estrellas y todo el universo sonrieron de alegría e hicieron fiesta, porque debían alegrar a su Reina haciéndole ver la armonía y belleza del firmamento; sonrieron las plantas, pues debían nutrir a su Reina y también la tierra sonrió y se sintió ennoblecida al deber dar habitación y por tener que hacerse pisar por los pasos de su Emperatriz. Sólo el infierno lloró y sintió perder las fuerzas por el dominio de esta soberana Señora…”
“…He aquí la causa por la que la constituimos Reina de todos, porque cuando Nosotros obramos lo hacemos con razón, sabiduría y justicia: Porque jamás dio vida a su querer humano, sino que nuestro Querer fue siempre íntegro en Ella.
...Todos los elementos, …todos sintieron el dominio de esta Virgen excelsa, que casi como hermana suya no quiso conocer su voluntad sino sólo la de Dios, no sólo hicieron fiesta, sino que se sintieron honrados por tener su Reina y corrieron en torno a Ella para hacerle cortejo y tributarle sus homenajes, con ponerse la luna como escabel de sus pies, las estrellas como corona, el sol como diadema, los ángeles como siervos, los hombres como esperando; todos, todos le rindieron honores y le hicieron sus homenajes…”
